¿Por qué es tan difícil convencer a los clientes de invertir más en su imagen?
La imagen de una empresa no se refiere únicamente a qué tan agradable es el logotipo de la misma, sino que se refiere a qué tanto cuidan todos los aspectos visuales, ya sea a través de cómo se ven sus oficinas, cómo se visten los vendedores para presentar productos a potenciales clientes, pero más importante, cómo se presentan ante el público en general:
Crear en el cliente una percepción de valor de su marca.
Un ejemplo clarísimo que proyecta calidad es Apple. Con publicidad minimalista reflejan el tipo de empresa que son, pues esta tendencia se puede observar no solo en sus productos sino que también en sus tiendas: cualquier persona que tan solo las vea se da cuenta que por la imagen que tienen venden productos de calidad.
Entonces, ¿por qué es tan difícil convencer a los clientes de invertir más en su imagen y para lograr este objetivo de percepción de calidad?
En situaciones donde compiten varias empresas por ganar el proyecto muchas veces suceden dos tipos de situaciones:
Todas las empresas tienen más o menos el mismo nivel de servicio y calidad por lo que comprometen su utilidad con tal de obtener mayor volumen de ventas.
Algunas de las empresas en la licitación no cuentan con los estándares de calidad y servicio, por lo que ofrecen productos de mucho menor precio o, en el peor de los casos, ofrecen el mismo producto que los demás, a mucho menor precio, pero sin entregar realmente el material que fue solicitado (dan "gato por liebre").
El segundo caso es el que nos interesa. En la industria de las artes gráficas existen un sin fin de materiales, tanto de altísima calidad así como de pésima, mismos que son a veces difíciles de diferenciar a primera vista pero que a largo plazo muestran las desventajas de ser tan baratos.
Cuando se dan situaciones donde las empresas ofrecen un producto o servicio y terminan entregando algo que no es con tal de ganar licitaciones generalmente suceden dos escenarios: El primero (que es el menos recurrente) es que a la hora de salir a la luz los defectos de estos materiales, por garantía se reemplace el producto sin costo alguno. El segundo, que es el más frecuente, es que no se cambien los productos por no tener garantías y terminen teniendo que invertir más en volver a generar una licitación y esta vez cotizando con proveedores de más calidad, generando un doble gasto.
Es decir, lo barato sale más caro.
Las empresas que trabajan con calidad antes de cualquier cosa generalmente son las empresas más exitosas y de mayor confianza para los clientes, además de ser las que más tiempo duran en el mercado. Es por eso que nosotros, en Farías Process, S.A., recomendamos realmente invertir en su imagen. Es lo primero que ven sus clientes; la primera impresión de sus productos/empresa.
